Roberto Sánchez (1945-2010)
Podemos decir mil cosas de Sandro, pero lo importante es que su música, mezcla de rock y mucha sexualidad, nos unió a los latinoamericanos. Los homenajes corresponden a cada uno de nosotros. Los archivos de Jota Linderos se abren para expresar la pena por la pérdida de un artista como Sandro.
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BUENOS AIRES — El cantante argentino Sandro, ídolo popular y famoso en Latinoamérica fallecido el lunes, fue despedido este miércoles por una multitud que acompañó el cortejo fúnebre desde el Congreso, donde fueron velados sus restos, hasta un cementerio de la periferia sur de Buenos Aires.
Una lluvia de flores cayó sobre el vehículo mortuorio a la salida del Parlamento y miles de fanáticos acompañaron el cortejo y arrojaron rosas y claveles rojos a su paso.
Más de 50.000 personas desfilaron desde el martes frente a los restos del ídolo en una capilla ardiente instalada en el Congreso, para despedir al cantante, considerado el "Elvis Presley argentino".
Otras miles de personas esperaban en las calles el paso del cortejo que a paso lento llegó hasta la casa del cantante, en la localidad de Banfield (periferia sur), donde también se concentraron unos 5.000 fanáticos, en un recorrido de unos 20 km.
La caravana fúnebre se encaminaba luego a un cementerio privado cercano donde será sepultado el cantante fallecido el lunes a los 64 años.
Los fanáticos habían desafiado el martes el calor tórrido, luego la lluvia y finalmente una baja repentina de temperatura en el verano austral de Buenos Aires para despedir a su ídolo en medio de escenas de llanto, dolor y congoja.
Sandro murió tras múltiples complicaciones a 45 días de haber sido sometido a un transplante cardiopulmonar al que había llegado con la salud muy deteriorada por su tabaquismo crónico y tras esperar durante meses la donación de órganos.
Roberto Sánchez, tal su verdadero nombre, cautivó a varias generaciones en sus 40 años de trayectoria artística, que inició emulando a Elvis Presley y atreviéndose a cantar rock en español, aunque luego viró a la música romántica, imagen con la que trascendió en América Latina.
El velatorio, que estaba previsto concluyera en la noche del martes, debió prorrogarse debido a la afluencia de gente, que llegó a formar una fila de 1.300 metros frente al Congreso.
Algunos de sus fanáticos retornaban incluso a la fila tras pasar frente al féretro para tener una nueva oportunidad de darle su último adiós.
Artistas y figuras de la farándula se sumaron a los mensajes de adiós y en nombre del Gobierno asistió al velatorio el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, mientras que la presidenta Cristina Kirchner expresó telefónicamente sus condolencias a la esposa del cantante, Olga Garaventa.
"Lo seguiremos recordando como fue: como el más grande. Fue único y se fue íntegro", dijo el entrenador de la selección argentina, Diego Maradona, y confesó que lloró al saber de la muerte de este otro ídolo popular de origen humilde, a quien hubiera deseado conocer personalmente.
La puerta del hogar del cantante se transformó desde la noche del lunes en una suerte de santuario donde sus seguidores dejaron flores, cartas, carteles y expresaron su dolor por la pérdida del ídolo.
En ese misma casa, cada 19 de agosto, sus fanáticas, la mayoría mayores de 50 años y a las que el artista llamaba cariñosamente "mis nenas", se reunían para festejarle el cumpleaños y él salía a saludarlas enfundado en su mítica bata roja, con la misma prestancia con la que deshacía corazones desde los escenarios.
Sandro, conocido también como "El Gitano" o "El Puma", fue despedido como ídolo popular en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso, un espacio sólo reservado a figuras relevantes de Argentina como la cantante Mercedes Sosa, en noviembre pasado, o a ex presidentes como Raúl Alfonsín y Juan Domingo Perón.
Fuente: La nación, Buenos Aires
En su larga trayectoria, el carismático y seductor artista grabó 52 álbumes y filmó 16 películas.
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Las mujeres de Sandro
En qué ha de concluir el drama singular que existe entre los dos, tratando simular tan solo una amistad, mientras en realidad se agita la pasión que muerde el corazón y que obliga a callar: ´Yo te amo, yo te amo´". ¿Cómo poder resistirse ante esas palabras? Con voz trémula y romanticismo a flor de piel, el nombre de Sandro siempre estuvo ligado a un infinitivo: seducir. No es casual, entonces, que sus incondicionales fans sean en su mayoría mujeres (las ya famosas "nenas"), todas ellas tendientes a sucumbir ante una palabra, una canción o una mera aparición del eterno ídolo fallecido el lunes último.Más allá de su fuerte base de admiradoras, en su vida privada Sandro también era el seductor que se veía arriba del escenario, aunque menos ostentoso y más receloso de sus vínculos amorosos. Recientemente, en el programa homenaje de Almorzando con Mirtha Legrand, la diva de los mediodías recalcó la sobriedad con la que él manejaba sus cuestiones extra-profesionales. "Su vida privada realmente era privada", señaló la conductora. Sin embargo, aunque el hermetismo se mantuvo constante, las relaciones del Gitano, las duraderas y las efímeras, lograron salir a la luz, con más y menos detalles y, según algunos, su lista de conquistas sería interminable.
Los grandes amoresUna de las mujeres que más impacto tuvo en la vida de Sandro fue Julia Adela Visciani, con quien entabló una relación desde 1969 hasta 1982. De hecho, los rumores de una posible boda surgieron cuando en marzo de 1973 el cantante le envió a Julia unos papeles de casamiento desde México que, de todas maneras, no tenían ninguna validez. "El problema era que ella estaba separada y en esa época eso no estaba muy bien visto", afirmó a lanacion.com Graciela Guiñazú, autora de la biografía Sandro, el ídolo que volvió de la muerte.
Luego, en enero de 1982, llegaría una foto y una polémica: el cantante acompañado por María del Pilar García (más conocida como Tita Russ), ex esposa de Alberto Olmedo y una de las pocas mujeres sobre las cuales Sandro solía hablar. "Al lado de Tita conseguí algo difícil: bajarme del escenario y empezar a ser Roberto Sánchez", había declarado. Sin embargo, a pesar del amor que los unía, la relación solo duró cinco meses.
Por entonces, circulaban versiones acerca de un romance entre Sandro y su colega María Martha Serra Lima, a quien definían como ´la tercera en discordia´ en el vínculo entre Sandro y Tita. "Esto siempre lo enojaba - expresa Guiñazú - porque se consideraba muy amigo de María Martha. Por eso, nunca reconoció una relación con ella". Serra Lima, sin embargo, en diversas entrevistas sostiene su versión de una relación de ocho años con el Gitano, y suele autodefinirse como "la amante secreta". Lo que sí parece innegable es que el artista le dedicó a María Martha "Cosas de la vida", canción que interpretaron juntos y cuya letra es por demás sugerente: "Cómo olvidar cuando en una reunión rozamos nuestra piel y el mundo se detuvo. La confusión nos invadió a los dos sin poder descifrar qué estaba sucediendo. Me quedé sin aliento, no podía besarte y en silencio te amé".
La próxima mujer en la vida de Sandro sería María Elena Fresta, con quien compartió veinte años de conocimiento mutuo, pero cuya relación tuvo una durabilidad difícil de precisar por la naturaleza enigmática de su protagonista. Ella se ocupaba del cuidado de Nina, la madre de Sandro que murió en 1992. "Él siempre decía que le gustaba salir con una mujer a la vez, que era un tipo fiel y que le atraían las mujeres posibles", comentó Guiñazú. Por lo tanto, cuando redescubrió a Olga Garaventa - la sobrina y secretaria de su representante, Aldo Aresi - no dudó y puso fin a su relación con Fresta. "A mis nenas les mando un beso de soltero, porque estoy soltero nuevamente. Con ese beso ellas saben qué tienen que hacer: ponérselo donde quieran, a la hora que quieran", dijo Sandro cuando anunció su separación de María Elena.
"Un amor de esos que vienen sin aviso" había dicho el cantante de su vínculo con Olga, que hizo público en un homenaje en el Congreso en el 2004 y que selló con una boda en el año 2007, en su casona de Banfield. Olga fue la mujer de quien más habló el Gitano y la que, según Guiñazú, "lo puso lejos de Sandro y cerca del hombre". Esta cualidad terrenal de la relación se vio reflejada muy especialmente en los meses previos a la muerte del ídolo, cuando Garaventa se mantuvo a su lado a sol y sombra, acompañándolo en la incansable lucha.
La letra de "Fuego contra fuego" del disco Amor Gitano que le dedicó a su esposa es uno de los testimonios del amor que Sandro sentía por ella y de lo intempestivo que fue desde el comienzo: "Tengo un beso encadenado entre mis labios y la llave de ese beso está en tu boca. Mira mi alma con qué dolor te implora, desencadena esta pasión devoradora".
Romances en el set y otras conquistas
"Desde que Sandro fue Sandro, le adjudicaron romances e hijos en todas partes del mundo", sentenció Guiñazú, dando cuenta de los distintos mitos que rodeaban al hombre de la rosa. Entre esas mujeres de las que se habló y se continúa hablando, se encuentran la animadora Vicky Amaya, la fotógrafa Olga Massa y la condesa María Carmille Borgogne Di Parma. "A Sandro no le gustaba mucho hablar del pasado, era muy respetuoso con ese tema", explicó la biógrafa. Su relación con la Miss Argentina Yoli Scuffi, por ejemplo, no fue confirmada por él, pero sí por la modelo en el programa de Pipo Mancera, donde aseguró que ´Una muchacha y una guitarra´ la había compuesto Sandro especialmente para ella. De hecho, en la tapa del disco homónimo aparecen los dos juntos. Por otro lado, también se le adjudicó un romance con una chica japonesa que conoció en un show, y que mucho tiempo después fue confirmado por él mismo en una de sus presencias en el programa de Susana Giménez.
Las fantasías que rodeaban al Gitano mucho tenían que ver con las duplas cinematográficas que conformó y que siempre generaban especulaciones. Fue relacionado con la mexicana Irán Eory (con quien trabajó en el film de 1970 Muchacho), Cristina Alberó (Destino de un capricho, 1972), la propia Susana Giménez (Tú me enloqueces, 1976) y Soledad Silveyra. "Hice dos películas con él, éramos todos muy niños y yo agarré a Sandro en un momento de plenitud. Pensá que cuando filmamos Quiero llenarme de ti, yo tenía 16 años y cuando hicimos Gitano, tenía 17. En aquel momento, para mí él era Gardel", "Todos esos supuestos romances nunca se pudieron comprobar", aseguró Guiñazú y agregó: "Roberto era una persona extremadamente reservada y no le gustaba hablar del tema".